Indecisos Anónimos: Se le llama a las personas, ciudadan@s, que ante la convocatoria de unas elecciones, llegado el día de votar, no tienen decidido su voto: por qué partido político van a votar, si se van a abstener o deciden votar en blanco (introducir el sobre vacio en la urna).
EDUARDO HARO TECGLEN – VISTO / OÍDO – (EL PAÍS-6.12.2003):
LA CONSTITUCIÓN: No creo que deba modificarse; debía hacerse nueva. La que tenemos es mala. Es irreal: se hizo por compromiso en un momento de apuro: todo el mundo quería algo que se llamase democracia para entrar en Europa, pero no todos querían que cambiase el poder; muchos militares pretendían otra cosa, y hubo rabotazos de los ministros de uniforme, y juntas y reuniones que fueron a terminar en la asonada del impresentable Tejero. Todos tenían miedo. Algunos, con razón: los pistoleros acabaron con la vida de cien personas en ese tiempo: todas de las izquierdas. Nació mal, con ciertas deformidades, como la monarquía hereditaria y las autonomías imprecisas, y confiando aún en el Ejército la unidad de España.--- Ya somos Europa, discutimos la constitución europea, y el proceso de aceleración en costumbres y técnicas es grande. Y lo más grave de la Constitución es que el Gobierno del PP y la combatividad de Aznar la han desprestigiado. Han hecho de ella lo que antes se llamaba una criada para todo. Lo que mandaba el señorito. Será eso la política. Con la utilización de la Constitución para sus fines se han ido desprestigiando otras instancias que conforman el Estado: la Justicia, las Cortes, las Autonomías: la democracia. Tenemos hoy el Tribunal Constitucional dividido y estupefacto por una acción del Gobierno (la impugnación del plan Ibarreche); y Cataluña presionada después de sus elecciones, y acusada otra vez de separatista. Tenemos el Código Penal en duda: no se sabe si es legal o no su modificación. Y la política exterior, incluyendo una guerra, dividida entre Europa y Estados Unidos, basada en un cúmulo de mentiras probadas.--- Pero ¿se puede hacer una Constitución nueva? ¿Adecuada a las realidades y necesidades de los españoles? No lo creo. La situación es peor que cuando se hizo la anterior. Entonces había unas esperanzas mágicas, y ahora un nuevo desencanto. Estoy tratando de medir los desencantos de España desde que murió el generalísimo: éste es el cuarto, aunque algunas personas se han desencantado más veces. Hoy no se podría debatir la monarquía, incompatible con la democracia total; y mucho menos las autonomías. Creo que no se podrían cambiar las leyes electorales, las circunscripciones injustas, la independencia de los partidos. Me temo que éste sea el síndrome de España: lo que hay no vale, pero no se sabe cambiar. (Eduardo Haro Tecglen-falleció el 19.10.2005)
- EDUARDO HARO TECGLEN – VISTO / OÍDO – (EL PAÍS - 19.09.03): - CONSTITUCIÓN: “La constitución es una voluntad popular que sustituye a los reyes. A Luis dieciséis, pobre imbécil, le degollaron, a los de Inglaterra los echaron de América; como al de España. La constitución es republicana. A veces los reyes han convivido haciendo como que las otorgaban, en forma de Carta Magna. La vigente fue un compromiso de legisladores asustados. El padre de la Constitución fue el miedo y cierta picardía para aprovecharse de la situación y entrar en ella procediendo de clases que hubieran debido acabarse en aquel momento: por sus antecedentes, por el futuro que llevaban dentro, y que van realizando: la Constitución, hábilmente utilizada, excluye hoy a los constitucionalistas natos, a los republicanos. No es un caso único: el juego es así, de avances y retrocesos, a veces con cabezas cortadas, a veces con pactos. La Constitución española fue, por sus circunstancias, timorata, pactante. Se prometía un desarrollo: leyes complementarias, reglamentos y normas. Unos vinieron, otras no. Lo más notable es que haya un rey en una constitución republicana, y así es lógico que sea la monarquía constitucional, constitución viva, en carne y hueso mortales, pero con un ADN sucesorio, igual, salvo incidencias sexuales. Y la constitución es inmortal, en contra de sus normas, que piden adaptaciones al tiempo en que se aplica: todo es distinto de cuando la clase política la fabricó. Hay casos curiosos: en EE.UU., las enmiendas forman un cuerpo más amplio que el de la constitución en sí, pero se ha conseguido regresar a la monarquía absoluta, aunque de cuatro en cuatro años se elige rey; le sucede otro miembro de la clase política. A veces les asesinan; uno de cada cinco presidentes de EE.UU. ha sido asesinado, y hay quien cree que es poco para las necesidades democráticas. No basta. No sirvió de nada la guillotina: volvieron después monarcas y un emperador. Si sirviera sería recomendable.--- Aquí vemos la clase política unida al Rey, como una sola cosa gobernante. Por eso nos fijamos en un solo detalle: los tocamientos del presidente vasco, Ibarreche y Aznar. Las noticias siempre surgen de lo ilógico: lo lógico hubiera sido que se enzarzaran a puñetazos, según lo que dicen ante nosotros. En los escenarios, los cómicos se matan; salen juntos por la puerta trasera y se van al café”. (Eduardo Haro Tecglen-falleció el 19.10.2005)
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